Y tras un año duro, durísimo...
¡¡Es increíble lo rápido que pasa el tiempo!! Ya estamos en el año 2013 y he comenzado a escribir en el 2009. Vale, lo reconozco, que el archivo del Blog está arriba de todo y los ojos se me salen disparados hacia él. Y como habéis comprobado (aquellos que realmente analizan minuciosamente las páginas web, esa gran cantidad de lectores, el 1%) que he sido muy muy constante.
Pero, ¿quién es constante alguna vez? Constante puede ser Ana Mari, la hermanísima, con su bufanda (que ya lleva como unos 8 meses calcetando y aún no ha llegado a la mitad del tramo); Javierito, multifución (que se hace una planificación Alfa- Mega- Beta, con bífidus activo, y lo programa con las fuerzas del orden para cumplirlo todo a la hora Zulú del día X); la cuñadísima (bueno, creo que lo intenta), mi madre, un tanto agresiva (¡cualquiera le dice algo! porque ella siempre es constante hasta que se le olvida y te pregunta: "Cristinita, pero, ¿hoy no tenía clase de pintura?", automáticamente se autoconteste, "¡Anda! Pues se me olvidó"). Pero creo, que, sinceramente, la única constante he sido yo. Sí, sí.
Todos los días cuando me despierto hago la misma rutina:
- Apago mi primer despertador que he programado previamente la noche anterior, porque sé que lo he puesto 5 minutos adelantado y con lo bien que se está ahí acurrucado en camita...
- Pasados los 5 minutos comienzo a escuchar voces en mi habitación. ¡La radio! programada la noche anterior, para despertarme como una auténtica neoyorquina adoptiva residente en Lugo.
- 10 minutos después, mi mano atrapa el mando de la radio y baja el volumen (¡jamás te olvides de dejar la noche anterior el mando de la radio a tu plena disposición!).
- Lo mejor, 1 h después, una humedad en la cara te comienza a despertar de tu plácido sueño. Abres los ojos y el chalado de tu perro te mira como diciendo: "¿a qué soy majo?"; te intentas ocultar entre las sábanas, para disfrutar de ese calor hogareño, mientras que una extraña mata de pelo, que te cuesta asimilar de dónde procede, te intenta jorobar tu preciado sueño. Luego decides cagarte en todo y, por un instante, te sientes orgullosa de que tu perro por una vez, te trate como si fueses un dueño normal. Es decir, tu perro se comporta como un perro.
- 4 minutos después, entres en la cocina, le des la recompensa por ser un perro cariñoso, se tumbe en su cama y comience a dormir.
- Así, 1 hora y 24 minutos después, aproximadamente, te encuentras desayunando en la cocina, observando cómo tu perro está durmiendo como un cerdo, espachurrado en su cama de medio metro en la que entra todo su cuerpo, y a en la que parece no coger; te dirijas a él, le acaricies, y con una sonrisa de sus afilados dientes, proteste por molestarle en su placentero sueño. ¡Luego dicen que los perros tienen una vida muy perra!
Por lo que de aquí deduzco algo de la constancia, algunas veces tener a otr@ que te anime a seguir es importante, aunque de vez en cuando es mejor dejarse llevar y disfrutar.
Espero que en estos 4 años que llevamos junt@s esteis disfrutando tanto como yo y que en este 2013 la constancia sea un elemento clave a tener en cuenta.
Porque ya está el mundo demasiado triste como para encima que todo se vuelva más oscuro.
"Riámonos de la vida antes de que la vida se ría de nosotros"
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